A media noche empezó a llover y no paró durante toda la noche, el ruido del agua, el cansancio y los nervios hicieron que nadie conciliara el sueño profundo. A las 8,00 bajamos a desayunar y seguía lloviendo, pese a ello seguimos con los preparativos así a las 9,00 ya estábamos listos para reanudar la vuelta y milagrosamente paro de llover. Salimos rumbo a Soller siguiendo el Gr que nos sube un poco y nos ofrece unas magnificas vistas a contraluz del valle, la propuesta era cruzar el pueblo para ir hacia el camí de binibassi, pero una llamada de Micot que al parecer nos esperaba en los lavaderos de Biniaraix nos hace acortar el recorrido. Ésta será otra de las constantes de la vuelta, la aparición cada día de alguien que se incorpora durante un rato al grupo.
En Biniaraix, visto como estaba el suelo de mojado decidimos modificar de nuevo el recorrido. La intención inicial era subir por el barranc, es una matada, pero en una vuelta a Mallorca vale la pena patear un poco y sufrir, para ir por uno de los rincones más espectaculares de la sierra y así reducir considerablemente el asfalto amen de evitar problemas con los cazadores. Hoy no iba a ser el día y nos dirigimos hacia la boca del lobo que es Monaber, subimos las rampas de asfalto viejo y nos adentramos ya en el encinar. Con el día que hacia parecía que no seriamos interceptados por ningún cazados y así fue hasta que en una estampa surrealista nos encontramos un Señor paseando con el paraguas por el bosque, evidentemente nos recordó que eso era zona de caza y tal y tal y tal… Algunos pasaron de escuchar el sermón y otros aguantaron estoicamente el discurso.
Túneles, embalses y desvió hacia el cami del coll Romani, Allí el día no nos permitió ver las magnificas vista del Puig major porque estaba tapado por las nubes, pero nos recompensó con una subida dura y pedregosa y una rápida bajada por el encinar.
Camí de sa font Coberta y Lluc. Como no¡, hay que pasar por LLuc y permanecer un rato en el corazón espiritual de la isla. Merendamos en la fonda del monasterio y reiniciamos la marcha por le camino viejo de Pollença que seguimos todo el tiempo. Primero de subida y luego con la bajada más larga de toda la vuelta.
Empezamos el recorrido por la vall den March siguiendo el torrente y su vegetación de ribera: el día nublado amenazando tormenta y el manto de hojas de platero consiguieron que el grupo entrara en un estado de melancolía y añoranza. Cruzamos Pollença y por son brull nos dirigimos hacia Alcudia.
Colladito del Puig de san Martí y de allí a la cova de san marti, si hacia unas horas estábamos en el centro espiritual de la isla ahora pasábamos por la el lugar en donde los primeros cristianos de la romana Pollentia se reunían. Seguimos el Track en un tramo que no verificado y nos encontramos que el camino había sido cerrado, bastaba retroceder un poco y coger la pista que rodea el lago esperanza, pero recordando sus épocas gloriosas Mikycoe decidió que como en el ejercito, la secta nunca retrocede y saltamos la alambrada.
S’albufera, entramos de nuevo saltando una barrera ya que ahora a los gestores del parque, les gusta tocar las narices y quieren controlar todos los visitantes y solo permiten acceder por dos puntos. A velocidad lenta y sacando nuestra vertiente ornitóloga, cruzamos la albufera para llegar a son Bosc. El sendero que rodea las vallas del posible campo de golf, hoy, era perfectamente transitable por lo que hemos llegado can Picafort sin tocar asfalto. En lugar de ir hacia el paseo vamos en busca de algún carcher para limpiar las monturas y vemos un taller de bicis abierto, si, en domingo y a las seis de la tarde. No había que desaprovechar la ocasión y este narrador aprovecho para hacer una reparación de urgencia, ya que desde Soller funcionaba con 2 hilos del cable de cambio y la verdad no apetecía ponerse a hacer de mecánicos al llegar al hotel. Mientras los demás hacen alguna que otra compra.
Al fin nos reagrupamos en la gasolinera limpiamos las bicis y nos dirigimos al Hotel Bonsái (el nombre tiene miga) pero aparte de ser feo por fuera, por dentro nos sorprendió lo correcto que era, con piscina cubierta, yacuzzi y sauna que evidentemente usamos antes de la cena y todo por el precio estipulado de 22 euros por media pensión ( en los otros hoteles pagamos igual aunque el servicio fue mas acorde a este low cost). Cena buena y copiosa hecha básicamente para nosotros ya que junto con un matrimonio extranjero éramos los últimos ocupantes del Hotel antes del cierre y paseo por can Picafort. Nos paramos a tomar unas hierbas en el bar de la plaza ( algunos mas de una) y a dormir mañana mas. 88km y 1700 mt de desnivel.
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