Este blog pretende ser el diario resumen de las salidas y viajes de sectamtb
Un grupo de mtbikers de Mallorca.

domingo, 26 de agosto de 2012

ALPS 2012. LAGO DI COMO. 15 agst. Dia 3 SEGUN RANDINO

ACLARACION: (Continuacion de la cronica del viaje a los ALPES 2012, las cronicas aparecen de manera inversa,del ultimo dia al primero, se aconseja buscar la primera entrada)


Como la cronica de los hechos del RANDINO y YERAR era incompleta, se adjunta cronica Randina de lo que acaecio.
El miércoles 15 de agosto, día de la fiesta de la Assumptio Beatæ Mariæ Virginis se convirtió en el prolegómeno de lo que para Gerard y para mí sería nuestro Jueves Santo particular. Tras la rotura del tornillo ultralight que sustentaba la patilla irrompible de mi bicicleta, posterior pseudo-adaptación del tornillo de Biel, gracias a las roscas específicas de specialized y llegados a las tantas al pueblo de Introbio. Se planteó la necesidad de reparar tanto el plato pequeño de la bici de Gerard, que la convertía en una chicharra con ruedas, como la necesidad imperiosa de obtener un tornillo que sustentara con fiabilidad el cambio trasero de la mía.

Tras la llegada a las tantas al hostal de quinta de S´arenal, perdón de Introbio, cena en la pizzeria de moda, y comprobación que la única tienda de bicis estaba cerrada al día siguiente, nos reunimos en asamblea para decidir lo que sería la diáspora momentánea del grupo. Por una parte, Gerard y yo, iríamos a Lecco, bien en autobús, si se permitía, bien en bici; las repararíamos, o, en su caso, alquilaríamos una de repuesto, cogeríamos el tren que discurre a lo largo del lago Como y tras apearnos en Cólico continuaríamos hasta el albergue del Passo di San Marco, dónde nos reencontraríamos con los demás, los que a tenor de los 56 km en que estaba prevista de la etapa, calculábamos que a la hora de comer estarían disfrutando de las bebidas y ágapes de la zona.
Rondando la medianoche nos metemos en la cama, pero debido a la paliza del día, al problema acaecido, la incómoda cama y al largo día que nos esperaba no me dejaron pegar ojo. Sobre las 6,30 h de la mañana me dirijo al kiosco dónde me indican que venden los billetes de Pullman, que identifico como el autobús, pero lo encuentro cerrado, una vecina que estaba limpiando una alfombra en un segundo piso, me indica que espere hasta las siete que pasa el autobús. Efectivamente pasa el autobús a las 7, indicándome amablemente el conductor lo que ya suponía, es decir que no se admiten bicis. Comunicada durante el desayuno a Gerard la noticia, optamos por el plan B, llegar a Lecco en bici, opción que fue resuelta de forma fácil y rápida, dejando aparte la bajada por túneles en los que la circulación de bicis estaba prohibida, y en los que este narrador y Gerard nos acojonamos vivos por el ruido de los motores de los camiones que nos pasaban y circulaban en sentido contrario.
Llegados Lecco, nos dirigimos al centro donde tras varias intentonas no encontramos ningún taller en la ciudad, no obstante un carretero nos acompaña amablemente hasta un taller que conoce, pero que desconoce si se halla abierto, al coincidir con época de vacaciones, tras enlazar con dos ciclistas en MTB y comprobar que estaba cerrado el taller indicado, y otro que conocía, nos indican los dos ciclistas que han llamado al Sr. Scanziani y que nos espera, pero que se halla a varios kilómetros de Lecco. Recibidas las instrucciones para llegar al referido taller, nos perdemos, y una señora que acababa de adelantarme con su clio, me cierra el paso y casi me atropella al hacer un giro inesperado a la derecha. Una señora nos indica que el taller esta allí cerca, cerca del puente y al atravesarlo un ciclista nos indica que en aquel pueblo no hay ningún taller.
Volvemos para atrás, donde paramos a otro ciclista que nos dice que conoce el taller y que nos acompaña. Empiezan nuestras dudas cuando vamos consumiendo kilómetros y ya estamos a más de 15 km de Lecco, pero al fin llegamos al taller del Sr. Antonio Scanziani en Cisano ( Bergamasco), taller como el de los de antes, pero a lo italiano, D. Antonio con pinta de antiguo corredor, de aquellos que aman el ciclismo, ya me indica que de tornillo, nada de nada, pero soluciona el problema a Gerard. Hay que dar las gracias al Sr. Scanziani por haber efectuado hasta tres llamadas a talleres conocidos para encontrar el tornillo, a su hijo para ver si encontraba un tornillo en una ferramenta y a su otro hijo por acompañarnos hasta la estación de Cisano, que estaba cerrada por tareas de mantenimiento, y cuyo servicio había sido sustituído por un bus
El hijo de Antonio nos indica que podemos coger el tren en la próxima localidad, Calolziorcorte, y nos acompaña hasta la carretera que hay que tomar.
Llegados a la estación, tomamos un panino en el jardino del bar de la estación, una terraza cerrada con rejilla con mobiliario de plástico cedido por alguna firma de bebidas refrescantes, que lo único que hizo fue aumentar la depresión que ya me azotaba. Gerard aprovecha y me recompone un poco el cambio trasero.
Tomamos el tren sin problemas y con la cabeza fría tomamos la decisión de parar en Morbegno, localidad al parecer mayor que Colico, con la intención de encontrar un taller. Durante el viaje, orange me informa que se me activado el roaming, ya que días antes tuve que pedir el teléfono a Mapes para que me dejara llamar a casa, y con ello la esperanza que el día se empezaba a arreglar.
Llegados a Morbegno, encontramos unos policías que detuvieron de mala manera a un pasajero de color, por lo que dada la tensa situación desistimos de pedirles algo y más tarde una señora de una estación de servicio nos indica donde está la oficina de información, que no encontramos, pero si la ascensión al puerto di San Marco, solicitando información a una residencia de día, los que nos mandan de nuevo a la estación.
Reiniciado el desespero, nos situamos en el centro de la ciudad, donde me meto en una tienda intersport, indicándome que hay un taller de bicis y que además está abierto, obviamente, nos volvemos a perder, siendo un policía local que nos indica con pelo y señales donde se sitúa el taller denominado cicli Mino. Lo encontramos, habíamos pasado a escasos metros y no lo habíamos visto.
La tienda, una nave industrial, con más ferralla que cualquier chatarrería de Palma. Nos atiende una dependienta, y nos indica que esperemos que el mecánico está ocupado, pero ya nos adelanta que no alquilan bicis. Ya era tarde y propongo a Gerard que inicie la subida al puerto de 26 km, hasta el albergue y que calculamos en 3 horas y media, la conciencia me indica que vale más que lo pase mal yo, que lo pasemos mal los dos.
Gerard se niega a irse, vuelvo a insistirle en varias ocasiones y se niega a dejarme solo. Era tarde, muy tarde para iniciar una subida a un collado de 26 km, otros me hubieran dejado, Gerard no.
La dependienta, amabilísima, nos invitó amablemente a esperar. Tic, tac, el tiempo pasa y nosotros en la tienda. Gerard sentado en el suelo y yo de un lado a otro del establecimiento.
Tras la puesta a punto de una Mérida de niño, varias ruedas de bicis, atender varios clientes, el mecánico sale de su taller, observa el problema, empieza a efectuar llamadas, comunicándome que no encuentra ningún tornillo como el necesitado, no obstante, ante la pésima noticia, le informamos que disponemos de una patilla de recambio, pidiéndole si es posible hacer nuevas roscas y colocar un tornillo, o lo que sea. Nos dice que sí y tras varias mediciones con pie de rey, amoladora y sierra me adapta un tornillo de acero indestructible que me servirá para finalizar el viaje.
El subidón es acojonante. Tras despedirnos y dar las gracias al maestro por el trabajo realizado, iniciamos la larga y dura ascensión al collado, las rampas son muy duras pero ciclables, en el Km. 10 nos paramos a tomar en un pueblo una cocacola y un pastel, llevábamos desde las 12 con un panini, reiniciamos la marcha. A partir del km. 20 me alcanza el hombre del mazo, no consigo coger ritmo, estamos a 1800 metros, le murmullo algo a un pastor. No pasan los kilómetros, ni baja la pendiente, llegamos al km. 23 y tengo que bajarme de la bici, las piernas han dicho basta, empiezo a andar unos metros y vuelo a subirme, parece que me he recuperado un poco. Llegamos al Km. 25 y no vemos el albergue, tengo que volver a poner un pie a tierra, camino varios metros y vuelvo a subir. Corona primero Gerad y luego yo, y no hay albergue, presumimos que está abajo ya que estamos a 2000 metros y el albergue está a 1800 m, me tiro a muerte por el cara opuesta de la montaña, Gerard se para a ponerse el chubasquero, nos encontramos un rebaño de cabras en medio de la carretera, ralentizo la marcha y el macho hace ademán de embestirme, yo directamente le meto la rueda delantera en sus narices y se retira acojonado.
Sigo con la bajada, estoy helado, destruido, pero me da igual, sólo quiero llegar, veo el albergue, espero a Gerard que se había retrasado poniéndose el chubasquero, llegamos al albergue, donde nos informan que ha llamado Fernando, informando al albergue que no llegan.
Nos entran las dudas, las preocupaciones, no conseguimos tener cobertura, al rato nos indican que Miguel nos está llamando por el fijo del albergue, nos informa que han pasado un infierno y que sólo han hecho la mitad de lo previsto, 56 km, que se quedan en otro albergue.
Cenamos y nos vamos a dormir, me levanto pronto, sobre las seis, salgo fuera del albergue, hago un paseo y reflexiono sobre lo acontecido el día anterior.

2 comentarios:

hoyos56 dijo...

Sembla que vareu tenir de tot en aquest viatge:Tisores, rotures mecàniques, múltiples "mazosss", però pel que em diuen un viatge fantàstic, totes les experiències sumen, això al final és la salsa dels grans viatges.

andreu dijo...

Joer.. quines quinocies..quina nervidada llegint aixó..Uff menos mal que ja sou aqui..Enhorabona de nou..sou uns grans aventurers..