Vistas las fotos parece que todo fue un jardín de rosas, pero el paraíso fácilmente se puede convertir en un infierno. Esto es lo que pasó.
“El segundo ángel toco la trompeta y fue arrojada en el mar” (apc 8,8 )
Habíamos quedado a las 9,30 en helados paco de arxiduc para ir rodando hasta el barco, pero no pudo ser, pues una terrible tormenta cayo sobre la ciudad y no era plan salir ya empapados desde Palma, así que cada uno se trasladó como pudo y nos reunimos en la estación marítima. Los ocho del track del diable (Pietro, yerar, vp, bigel, moyos , tibu, joandemaria y mapes) y los tres de la salida alternativa por el Montseny (frenando, Salvador i Joseba). Paseo por le barco y a la cama cuando el barco sobrepasaba seguramente la Dragonera y quedábamos fuera del abrigo de nuestra roqueta. El barco se movió durante toda la noche así que los que no estaban muy empastillados sufrieron las consecuencias. Al final llegamos a Barcelona y con el sol el buen tiempo, parecía que el día se iba a portar bien. Paseillo por las ramblas y en plaza Cataluña nos despedimos de los del Montseny. Tren tal como estaba previsto hasta Torello, con un personal de Renfe, que ojala viniese a trabajar aquí, ya que todo eran facilidades para llevar las bicis. Llegamos a Torello y pasamos por las oficinas del tracks donde conocimos al mítico Jordi. Breve brefing y siguiendo su furgoneta iniciamos la ruta. Empieza la aventura. “El segundo ángel toco la trompeta y fue arrojada en el mar” (apc 8,8 )
El primer contacto fue muy bueno, alguna pista y pronto estábamos rodando por los famosos “curriols”. Fantásticos, tierra compactadita, sin apenas piedras y con vegetación más o menos agradable, igual que en nuestra Roqueta en donde todo son piedras y plantas agresivas. Tras pasar Sant Pere de Torello, estuvimos un rato revoloteando junto al “eix transversal”, autentica herida en el territorio. Pasamos Santa Maria del Corco y al final llegamos a Can Toni Gros, lugar donde nos habían recomendado comer. Habíamos salido a las doce aproximadamente y en dos horas y media solo habíamos hecho 30 km i es que los senderitos y el sube y baja realmente no cundían mucho. Tras un rato de deambular por el pueblo buscando el bar que nos habían recomendado al final lo localizamos y como era mas restaurante que bar nos sentamos en mesa.
“Díjole el diablo:… di a esta piedra que se convierta en pan y Jesús respondió no solo de pan vive el hombre” (luc 4,3)
“Díjole el diablo:… di a esta piedra que se convierta en pan y Jesús respondió no solo de pan vive el hombre” (luc 4,3)
Y cayeron en la tentación y todos menos 2 se pidieron unos grandes entrecot, y es que cuando hay fondo, aunque uno crea que le caerá como una bomba no va pedir algo mas sencillo que los demás.A las cuatro nos levantamos de la mesa y aun nos quedaban 30 km. Para no volver a bajar todo el pueblo Moyos decidió enganchar el track siguiendo unos 300 mt por la cra general. “sacrilegio” y como no, apareció el Jordi con su furgoneta y acercándose a Pere le dijo: “ tu fas trampa” Nos habían pillado. Le explicamos con cara de estudiante pillado mientras copia, que habíamos estado comiendo en can Punti por lo que habíamos decidido no volver a bajar todo el pueblo y empalmar mas arriba. Reanudamos la marcha con mala conciencia, pero pronto las vistas nos hicieron olvidar el percance, ahora las pistas eran mas rápidas y en algunos tramos estaban encementadas así que el optimismo se apodera del grupo y en Tavernet nos dedicamos a pasear y hacer fotos todos felices menos este narrador que veía como cronos no perdonaba. Rupit y mas fotos, mirador de la cascada y mas fotos.
Pero como era de suponer a pesar de que solo nos quedasen unos 6 km apareció una ultima subida y esta no era tan fácil como los últimos kilómetros. El Tibu que había estado tirando todo el tiempo, cual escuálido se desplazó sigilosamente a retaguardia y así salvó la jornada sin que se notase demasiado que estaba tocando fondo. Al final llegamos a la Devesa, autentico hostal “on the road”, de la poco transitada antigua cra Vic Olot . A la derecha el edificio principal con el restaurante y a la izquierda suponemos que el hostal antiguo. Pietro que sabe cual es nuestro destino acertó al predecir que seguro que a nosotros nos tocaba el edificio viejo, así fue, pero bueno, estaba bien, incluso lo acababan de pintar por lo que a la hora de dormir, el olor de la pintura fresca junto al vino de la cena nos ayudo a conciliar el sueño rápidamente. La cena realmente fue espectacular y abundante, al igual que el desayuno de la mañana. Habíamos cumplido objetivos. 56km y 1790 de desnivel saliendo a las 12,00 de Torello y llegando a las 19,00.
“Los últimos serán los primeros “ (mat 20,16)
Durante toda la noche estuvo lloviendo, pero las previsiones eran que a primeras horas de la mañana amainaría, así que nos levantamos y después de un fuerte desayuno bajo un cielo plomizo iniciamos la etapa, hoy nos tocaban 88 km y 2.740 de desnivel. De nuevo senderos y pistas en una zona mucho más frondosa que el día anterior, se notaba que estábamos rozando la garrotaxa ya que los bosques de hayas aparecieron en todo su esplendor.
Tibu de nuevo junto con Vp y moyos se pusieron a tirar dividiendo el grupo en dos. En san Andreu de la Vola, el track se dividía: a la derecha se iba al pueblo para la gente que fuera a dormir allí y a la izquierda continuaba la ruta. Los del grupo de atrás seguimos el track hasta que yerar se dio cuenta de que ya no había rodadas frescas en el suelo, evidentemente los veloces de delante se habían cegado y habían tirado cuesta para abajo. Justo castigo por no esperar. Decidimos continuar, ralentizando la marcha, para ver si nos alcanzaban de nuevo. Pronto empezaron las rampas, primero la de un torrente y luego la famosa cuesta dela muerte. Habíamos entrenado subiendo las rampas de maristella con un 30% y allí no pasamos del 20 y pico así que se subió bien, aunque el plato pequeño hizo buen trabajo y este narrador se encontró en su salsa. En el collado al fin apareció Tibu buscando presas, seguido de moyos y vp. De nuevo juntos iniciamos la bajada hacia Vidrà, mientras el sol cada vez se iba apagando. Al entrar en el pueblo, empezó a llover, así que aprovechamos para comer y sellar esperando que pasara la tormenta.
“Toco el primero la trompeta y hubo granizo y fuego mezclado con sangre que fue arrojado sobre la tierra” (apc 8,7)
Reiniciamos la marcha, había parado de llover, pero el cielo cada vez se oscurecía mas, las pistas de tierra compactada pronto se convirtieron en lodazales, la marcha se ralentizaba, al final llegamos a una zona semillana en que las pista pasó a ser un autentico barrizal, las bicicletas iban acumulando lodo, tanto que alguna quedó bloqueada, como la mente de su conductor, otros iban entre patinada y patinada avanzando como almas en pena en el purgatorio, al final acabo el barrizal, pero después del purgatorio o se alcanza el cielo o el infierno. Entonces sonó la trompeta y una tormenta de granizo y lluvia nos cayó encima. Destruidos físicamente por el barro, ahora estábamos empapados y a 4 grados con vestimenta de verano, aun así, siguiendo las ideas de bombero de uno de los componentes, salimos de debajo del árbol en que nos habíamos guarnecido y tiramos para abajo hasta llegar a santa María de Besora. Cual ejercito derrotado deambulábamos sin rumbo por el pueblo tiritando de frío incapaces de tomar alguna decisión. Este narrador, realmente iba algo más equipado y en un momento de lucidez y pensando que sus compañeros lo miraban con ojos perversos de quien se quiere apoderar de las pocas ropas de sus compañeros entró en el primer bar del pueblo. Una buena calefacción y un buen café con leche despertaron la mente, pronto estábamos todos reunidos allí dentro.
“Le puso sobre el pináculo del templo y le dijo…échate de aquí abajo; porque escrito está: a sus ángeles ha mandado sobre ti que te guarden y te tomen en las manos para que no tropiece tu pie contra las piedras”. (luc 4,9-12)
Y como simples mortales caímos en la tentación y probamos la fruta prohibida del asfalto y en un momento estábamos en Sant Quirze. Salió el sol y entonces despertamos y vimos que habíamos pecado, las conciencias atormentadas de unos les hicieron buscar de nuevo la senda correcta, otros no quisieron ver el error y continuaron por la vía pecaminosa y este narrador se retiro en su soledad a meditar y errar solitario sin rumbo claro. Cada uno hizo su camino, cada uno pasó por Alpens como pudo y al final, todos llegamos al redil: Santa Eulalia de Puig- Oriol.
“El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre. Aunque pase por un valle tenebroso ningún mal temeré” (salm 23)
Duchados y calentitos cenamos en una autentica masia, habíamos pasado el peor día y las previsiones para la ultima etapa eran buenas así que nos acostamos tranquilos. Amaneció con un sol esplendido, las bicicletas mas o menos estaban engrasadas y nuestra ropa volvía a estar en condiciones. Así que reanudamos la marcha, hoy el track nos conducía por pistas mas o menos rápidas en un continuo, como no, sube y baja. Sellamos en Perafita, merendamos en Sant Boi de Lluçanes de una tortilla con “pa amb tomaquet” y tras cruzar, ríos, torrentes, subir hasta ermitas y algún “corriol” de bajada llegamos hasta Sant Pere de Torello, paseo algo surrealista río arriba y río abajo y al fin Torello. Misión cumplida hoy sin incidentes 54 km y 1450 de desnivel y a punto para ir a comer.
Llamamos al Jordi que nos vino a buscar a la entrada del pueblo y tras dejar las bicis en las oficinas nos llevo con la furgo hasta el polideportivo donde nos dejo para que nos duchasemos y comieramos algo. Duchados y comidos llamamos de nuevo al Jordi que nos recojio de nuevo y nos llevo hasta las oficinas y cual fue nuestra sorpresa al ver que nos habian limpiado las bicis. Un lujazo, hay que reconocer que el tio se lo curra y bien, así que tras entregarnos el maillot y hacer la foto de rigor nos despedimos agradecidos y pensando que posiblemente volvamos para hacer el “track dels Volcans”. Tren hacia Barcelona, bajando en Arc del trionf y solo salir de la estación ya cogemos carril bici hacia el puerto, el tibu y yerar, se empiezan a agobiar de tanta gente y deciden refugiarse en la estación marítima, mientras los demás buscamos una terracita donde tomar algo. El lugar escogido fue un kebab de la Barceloneta, pasamos el rato hasta la hora de embarcar y en la estación marítima nos reagrupamos con los del Montseny, comentamos 4 batallitas y a la cama que por la mañana habia que trabajar. Buena vuelta, con las incidencias típicas de los viajes y que forman el carácter del grupo. Asi es la Sexta…
cronica escrita bajo los efectos de un koctail de kebab de pollo, varias cañas, miloastan y biodraminas.
