MITTERSILL – ST JAKOB / ST PÖLTENER-HÜTTE
Amaneció sin llover pero con un cielo plomizo que
no vaticinaba nada bueno. A pesar de todo, gracias a un diálogo de besugos con el del hotel, al fin teníamos un plan B.
Podíamos ir rodando hacia el túnel y desde allí llamar a un servicio de transfers
para bicis que ofrecía el concesionario. Desayunamos pensando que de una manera
u otra íbamos a cruzar la montaña y
podríamos ver la cara este del Grossvenediger, la imponente mole de 3662 mt que
estábamos rodeando.
Al estar separados en dos mesas distintas se crearon 2 grupos de opinión: los del plan A y los del plan B, estos últimos justificaban su opción en base a lo que les aportaba o no la aventura de intentar subir hacia lo desconocido. Lo sensato era sin lugar a dudas pasar por el túnel, pero y si el tiempo se portaba…
Al estar separados en dos mesas distintas se crearon 2 grupos de opinión: los del plan A y los del plan B, estos últimos justificaban su opción en base a lo que les aportaba o no la aventura de intentar subir hacia lo desconocido. Lo sensato era sin lugar a dudas pasar por el túnel, pero y si el tiempo se portaba…
A las 9 iniciábamos la marcha siguiendo un sendero
resbaladizo junto al rio en el que cada 200 mt teníamos que sortear unas
barreras burladero, no sabemos si para evitar que el ganado pasara o para
putear a las bicis.
Llegamos a la carretera del túnel e iniciamos el ascenso siguiendo el track que nos llevaba por carreterillas y caminos secundarios. Después de rodar unos 10 km llegamos a una bifurcación, el track giraba a la derecha y abandonaba el valle principal, por la izquierda continuaba la carretera ya sin interrupciones hasta el túnel. Tras una breve reunión los de la mesa que defendían el plan A tenían muy claro que iban a continuar. Este narrador estaba dividido entre la razón y el sentimiento. La noche anterior había sopesado los riesgos de subir en medio de una tormenta, sabía que si todo iba mal, arriba en el collado existía un refugio en el que podríamos guarecernos y como llevábamos el equipaje a cuestas podríamos al menos cambiarnos y ponernos ropa seca para hacer la bajada.
Recordó la frase de Shacleton: "Se buscan hombres para expedición peligrosa…. Honores y premios en caso de éxito". Este año no podía alegar estar en baja forma y tampoco quería dejar a su suerte al resto del grupo. No pasaba nada si continuábamos subiendo un poco mas y si se ponía a llover estando aun en la zona de pista, en un momento podíamos deshacer lo hecho. Al final solo Vp, Gerardo y Salva decidieron seguir el plan B. El resto, continuamos según el track por una carreterilla asfaltada que término pronto en un parking con un punto de información.
Justo allí estaba el primer gran lago de la jornada, el Hintersee, pero como no podíamos perder el tiempo en visitas turísticas continuamos la marcha por una increíble pista en zigzag, que en 7km subía 800 mt de golpe. Las vistas eran apoteósicas, un valle entre nieblas perfilado por grandes acantilados por los que se precipitaban numerosas cascadas. Parecía que estábamos en un paisaje de Tolkien y nosotros nos sentíamos como la “compañía” de pequeños hobits que se dirigían hacia Mordor.
Mientras la cabeza se perdía en estos
pensamientos en los momentos de paz en que miky no intentaba un nuevo ataque al
que había que neutralizar, alguien detectó
que nos seguían, no teníamos muy claro quién era, quizás era Gollum o quizás no…
Llegamos a la carretera del túnel e iniciamos el ascenso siguiendo el track que nos llevaba por carreterillas y caminos secundarios. Después de rodar unos 10 km llegamos a una bifurcación, el track giraba a la derecha y abandonaba el valle principal, por la izquierda continuaba la carretera ya sin interrupciones hasta el túnel. Tras una breve reunión los de la mesa que defendían el plan A tenían muy claro que iban a continuar. Este narrador estaba dividido entre la razón y el sentimiento. La noche anterior había sopesado los riesgos de subir en medio de una tormenta, sabía que si todo iba mal, arriba en el collado existía un refugio en el que podríamos guarecernos y como llevábamos el equipaje a cuestas podríamos al menos cambiarnos y ponernos ropa seca para hacer la bajada.
Recordó la frase de Shacleton: "Se buscan hombres para expedición peligrosa…. Honores y premios en caso de éxito". Este año no podía alegar estar en baja forma y tampoco quería dejar a su suerte al resto del grupo. No pasaba nada si continuábamos subiendo un poco mas y si se ponía a llover estando aun en la zona de pista, en un momento podíamos deshacer lo hecho. Al final solo Vp, Gerardo y Salva decidieron seguir el plan B. El resto, continuamos según el track por una carreterilla asfaltada que término pronto en un parking con un punto de información.
Justo allí estaba el primer gran lago de la jornada, el Hintersee, pero como no podíamos perder el tiempo en visitas turísticas continuamos la marcha por una increíble pista en zigzag, que en 7km subía 800 mt de golpe. Las vistas eran apoteósicas, un valle entre nieblas perfilado por grandes acantilados por los que se precipitaban numerosas cascadas. Parecía que estábamos en un paisaje de Tolkien y nosotros nos sentíamos como la “compañía” de pequeños hobits que se dirigían hacia Mordor.
Cuando se acabó la pista cogimos un sendero que
discurría más o menos a la misma cota hasta
que al final enlazamos con el sendero del GR que no habíamos tomado al
principio de la ascensión y que estaba bastante más definido. Cuando ya
llevábamos un buen rato de pateo empezó a llover, hacía ya tiempo que habíamos superado el punto
de no retorno y por lo tanto ahora ya lo único que podíamos hacer era
continuar.
A medida que íbamos subiendo la Tormenta iba empeorando. Ya no solo luchábamos contra el agua, también
teníamos que luchar contra fuertes ráfagas de viento que nos desestabilizaban e impedían llevar las bicis a cuesta. Entre el
clamor de la tormenta oímos una voz, era el individuo que nos seguía y que
ahora estaba más cerca. No nos lo podíamos creer, era Salvador que en el último
momento había decidido también acompañarnos. Realmente su comportamiento había
sido una temeridad ya que al estar él en unas condiciones físicas algo justas y
tener la bici en un estado bastante
precario debía haber ido por el Túnel y no aventurarse en solitario en una
persecución incierta. Decidimos aplicarle un pequeño correctivo y continuar la marcha aunque vigilando de no
perderlo. La tormenta estaba en pleno apogeo y el collado nunca llegaba, cada
vez que superabas un paso aparecía un nuevo falso llano con su pequeño lago y
restos de glaciares.
Todos pasamos al modo supervivencia en el que ya no te planteas cuanto queda, lo único importante es avanzar y seguir tal como lo describió (salvando las distancias) Reinhold Messner en su libro “Everest en Solitario”:
Todos pasamos al modo supervivencia en el que ya no te planteas cuanto queda, lo único importante es avanzar y seguir tal como lo describió (salvando las distancias) Reinhold Messner en su libro “Everest en Solitario”:
“Durante la
ascensión mi voluntad está sedada.
Cuanto más larga es, menos importante me parece la meta, menos me
importo a mí mismo. Mi capacidad de
concentración disminuye, mi memoria está debilitada. Mi fatiga mental es ahora mayor que la
física. Resulta muy apetecible sentarse y no hacer nada... y por ello muy
peligroso. La muerte por agotamiento es
como la muerte por congelación, una muerte muy agradable.”
Al fin llegamos a un paso que nos dejaba junto a
un glaciar de mayores dimensiones que los anteriores, el sendero al principio
lo bordeaba, pero de repente éste desaparecía y no había más remedio que
cruzarlo. Afortunadamente el sitio por
donde lo atravesábamos era muy corto y no resbalaba así que una vez superado ya
apenas quedaban unos metros para alcanzar el puerto. De nuevo la voz de Andreu
que durante toda la subida no había parado de darnos ánimos, nos hizo levantar
la cabeza, allá arriba ondeaban unas banderolas estábamos salvados.
Los últimos metros para llegar al refugio eran un espectáculo de bicis abandonadas a su suerte, cada uno la había dejado en el punto en que se encontraba y había subido corriendo hacia el portal salvador que siempre recordaremos. Entramos y empezamos a quitarnos la ropa empapada en el cuartito donde se dejan las botas, al vernos en el estado deplorable en que estábamos, el comendatore del refugio nos dijo que pasásemos al salón principal y que nos cambiásemos allí dentro que se estaba más caliente y que podíamos extender la ropa por la sala ya que no había mucha más gente. En un momento dejamos la sala convertida en una coladuría mientras nuestros cuerpos iban recuperando calor.
Una vez cambiados le pedimos si nos podía dar de comer y en un momento estábamos degustando una deliciosa sopa caliente que sabía a gloria. Con la barriga llena y el cuerpo caliente podíamos empezar a plantearnos que hacer. La verdad es que todos también lo teníamos muy claro, afuera hacia un día de perros y allí estábamos calentitos y no apetecía lo más mínimo continuar , además aún nos quedaban un montón de kilómetros por lo que decidimos que nos quedábamos allí. La mala noticia vino cuando el italiano del refugio nos comentó que quizás era mejor bajar esa tarde aunque lloviese que bajar por la mañana ya que por la noche se preveía una fuerte bajada de temperaturas y por lo tanto podía caer una gran nevada. Miramos por la ventana y ratificamos que de allí no nos movíamos, si nevaba ya veríamos que hacíamos.
Los últimos metros para llegar al refugio eran un espectáculo de bicis abandonadas a su suerte, cada uno la había dejado en el punto en que se encontraba y había subido corriendo hacia el portal salvador que siempre recordaremos. Entramos y empezamos a quitarnos la ropa empapada en el cuartito donde se dejan las botas, al vernos en el estado deplorable en que estábamos, el comendatore del refugio nos dijo que pasásemos al salón principal y que nos cambiásemos allí dentro que se estaba más caliente y que podíamos extender la ropa por la sala ya que no había mucha más gente. En un momento dejamos la sala convertida en una coladuría mientras nuestros cuerpos iban recuperando calor.
Una vez cambiados le pedimos si nos podía dar de comer y en un momento estábamos degustando una deliciosa sopa caliente que sabía a gloria. Con la barriga llena y el cuerpo caliente podíamos empezar a plantearnos que hacer. La verdad es que todos también lo teníamos muy claro, afuera hacia un día de perros y allí estábamos calentitos y no apetecía lo más mínimo continuar , además aún nos quedaban un montón de kilómetros por lo que decidimos que nos quedábamos allí. La mala noticia vino cuando el italiano del refugio nos comentó que quizás era mejor bajar esa tarde aunque lloviese que bajar por la mañana ya que por la noche se preveía una fuerte bajada de temperaturas y por lo tanto podía caer una gran nevada. Miramos por la ventana y ratificamos que de allí no nos movíamos, si nevaba ya veríamos que hacíamos.
Así pasamos la tarde sentados en la mesa tomando
infusiones y cervezas mientras comentábamos
diversos temas como ¿qué le pasa a Gerardo que este año va siempre
dentro del grupo y no se pone nunca en el pelotón de cabeza? O también ¿Qué me aporta haber subido hasta aquí?
A la primera pregunta nadie tuvo una
respuesta clara pero a la segunda, seguramente para todos, este día fue el que nos
aporto más cosas. Este narrador podría decir que para él fue el día en que se sintió
más vivo y contento de haber conseguido superar un duro reto inalcanzable si no
hubiéramos ido en grupo, que fue el día en que se sintió mas en contacto con la
naturaleza ya que ésta nos mostro su vertiente más dura y salvaje, que fue el día
en que disfruto mas del autentico paisaje alpino, en definitiva que nos aportó
muchas cosas difíciles de explicar…
Después de la cena y trasladar parte de la ropa
mojada al cuarto de secado, habitación habitual por estos lares, nos fuimos a
dormir en nuestro saco manta a cuadritos que tuvimos que comprar para poder
pernoctar en el refugio.
Por otra parte los del grupo B,
subieron hasta el túnel por carretera y allí se encontraron un magnifico teléfono
que servia para contactar con el servicio de transfers. Llamaron indicando el
numero de bikers y en 5 minutos tenían una furgo con remolque que los traslado
a la boca sur del túnel. Allí pasaron por las oficinas del concesionario del
puesto de peaje y tras pagar 18 lauros pudieron continuar la marcha. De nuevo
el GPS de vp, les jugó una mala pasada ya que de nuevo en ese punto decidió trazar
una línea recta, por lo que optaron por bajar por la carretera hasta que vieron
letreros para senderistas con la dirección de Matrei, asi salieron de la
carretera y fueron siguiendo las indicaciones hasta que en Gruben no vieron que
había dos posibles caminos, uno el más evidente, luego se liaba por las laderas de la montaña,
mientras que el otro, cuya indicación estaba más escondida, iba siguiendo el
cauce del rio y por lo tanto era el más sencillo.
Asi pues pese a que la tormenta estab persiguiéndoles perdieron un precioso tiempo por un sendero complicado que al final les llevo hasta Matrei. Al llegar a Huben la misma tormenta que nos estaba cayendo a los del grupo A, también los alcanzó por lo que realizaron toda la ascensión hacia san Jakop por carretera, mientras nosotros luchábamos contra las ráfagas de viento ellos luchaban contra los coches que les salpicaban en una carretera hostil. Al fin llegaron al punto donde teníamos reservado.
Allí recibieron nuestra llamada en la que les explicamos que aquella noche no podríamos llegar y que al día siguiente lo mejor era que ellos realizaran la ruta según lo establecido ya que nosotros tardaríamos parte de la mañana en llegar allí y luego iríamos vía directa hasta el punto final de la etapa.
Equipo A. 28 km y 1900 mt de desnivel, Equipo B
unos 75 km y unos 1500 de desnivel.Asi pues pese a que la tormenta estab persiguiéndoles perdieron un precioso tiempo por un sendero complicado que al final les llevo hasta Matrei. Al llegar a Huben la misma tormenta que nos estaba cayendo a los del grupo A, también los alcanzó por lo que realizaron toda la ascensión hacia san Jakop por carretera, mientras nosotros luchábamos contra las ráfagas de viento ellos luchaban contra los coches que les salpicaban en una carretera hostil. Al fin llegaron al punto donde teníamos reservado.
Allí recibieron nuestra llamada en la que les explicamos que aquella noche no podríamos llegar y que al día siguiente lo mejor era que ellos realizaran la ruta según lo establecido ya que nosotros tardaríamos parte de la mañana en llegar allí y luego iríamos vía directa hasta el punto final de la etapa.
1 comentario:
cuarta etapa,pues eso,indecisión a la hora de elegir la ruta a seguir, la lógica o la aventura,ante la duda...la más dura.Contento de haber subido, ya que me aportó el puntillo de aventura, donde más unido estuvo el grupo.También reconocer la suerte q tuvimos d que todo saliera bien.
Como diría Winnie de Pooh..Lo que bien empieza..bien acaba.
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