ST JAKOB / ST PÖLTENER-HÜTTE – ACERETTO (CAMPO TURES)
No nevó y
al despertarnos tampoco llovía. Recogimos los bártulos que estaban
desperdigados por todo el refugio y tras desayunar y pagar la dolorosa cuenta
de lo mucho que gastamos en una tarde ociosa, nos preparamos para marchar. En
los últimos viajes, quizás una cuarta
parte de lo que llevamos en la mochila no lo llegamos a usar, pero en
este viaje no quedó prenda ni plástico sin usar. Embutidos con todo lo que
teníamos, camiseta térmica, manguitos, perneras, windstoper, chubacas, etc, iniciamos el descenso.
Tal como nos había
dicho el del refugio, tras unos 10 minutos de andar y superar algunos neveros,
llegamos a una explanada en la que se iniciaba una pista que no salía en los
mapas.
Ésta al principio era más bien
una torrentera pedregosa que
curiosamente coincidía con el recorrido que teníamos marcado en el
GPS. Al fin entendía porque el track iba por allí.
Tras un pinchazo a media
bajada llegamos a la boca sur del túnel, lugar en donde este narrador tuvo que
cambiar pastillas de freno. Reiniciamos la marcha por el desvió provisional de
los coches que salían de las entrañas de la montaña, contemplando las
aterradoras imágenes de cómo había quedado totalmente destruido el falso túnel
de la carretera oficial tras un corrimiento de tierras.
De nuevo los GPS de
salvador y pere se volvieron locos al igual que le paso a Vp, por lo que el
único que conservaba la ruta era mi vetusto Garmin que estaba con la batería
agonizante ya que en el refugio solo nos dejaron cargar uno al mismo tiempo y los
que pudieron enchufarse al final solo fueron los de Pere y Salva. Salimos de la
carretera principal e iniciamos el descenso hacia Matrei por caminos y algún
sendero siguiendo el track que coincidía con el itinerario señalizado. Todos
estos tramos los había incorporado este narrador en base a la cartografía del
cyclemap contrastada con el google earth y el kompass virtual. Llegamos a
Gruben en donde, al igual que les pasó a los del grupo B, estuvimos a punto de
ir por el sendero que se iba por los cerros de Úbeda. Gracias a Bigel, que vio
que los
tiempos de recorrido de una opción u otra eran el doble, fuimos por la
dirección correcta que también era la
definida en el track.
Llegamos a Matrei por pistas rápidas junto al rio para
posteriormente continuar la ruta por el lado izquierdo de la carretera
ya más en la ladera de la montaña. Así lléganos hasta el pueblo de Huben en
donde debíamos abandonar el valle principal para después de 36 km de bajada iniciar el ascenso.
Era una
muy buena hora para tomar algo, así que nos paramos en un bar y como los
interpretes oficiales no estaban por la labor, Miky tomo la iniciativa y en su
idioma internacional pidió unos sándwichs y efectivamente, nos trajeron unos
sandwichs magníficos, que evidentemente no eran suficientes para llenar los depositos y hacer todo
un día de bici. Iniciamos el ascenso por
una carretera con rampas bastante simpáticas en la que Salvador y su, hasta en
ese momento, valedor Rol, se quedaron algo rezagados. Íbamos mal de tiempo y el
cielo se estaba tapando por momentos, era el momento ideal para que Salva, después de más de 15
años de montar en bici en los que todo el mundo le había dicho que
llevaba el sillín demasiado bajo, decidiera olvidarse del riguroso
estudio biomecánico que según él se había hecho e intentará regular la altura y posición del
sillín. Lo dejamos experimentando y seguimos valle arriba. Como la carretera
era algo estrecha y con algo de tráfico, pese a la situación critica, optamos por dejarla y seguir el
track que transcurría por pistas mucho
más apacibles junto al rio. Unos tres
kilómetros antes de llegar a Sant Jakob
empezó a diluviar por lo que a la desesperada esprintamos hasta el pueblo y nos
paramos en el primer bar que había en la entrada. Amablemente nos dejaron pasar
y tras poner una toalla en cada sillón tapizado del salón restaurante, nos
sentamos en la mesa a tomar un buen caldo y algunos postres. No paraba de llover, así
que empezamos a estudiar posibles alternativas.
El equipo B, vp y Gerardo, siguiendo el planing
inicial del viaje salieron rumbo al col di Gola de 2.300 mt que nos permitiría
de nuevo entrar en Italia. La ascensión era por una larga pista de unos
22km km que pasaba por unos esplendidos paisajes alpinos, siguiendo la
secuencia típica de bosques y prados.
Al llegar al collado iniciaron el
descenso que tenía que dejarnos el buen sabor de boca de fin de viaje. Así llegaron a la hora de comer al refugio de Knuttealm en
donde pararon. Habían decidido no completar el recorrido previsto que iba
supuestamente hacia un nuevo collado para ir al valle de Prettau e ir vía
directa hacia Acereto. Así, después
de completar la bajada hasta el fondo de
valle y tras pasar una pequeña estación
de esquí iniciaron la subida hacia el agroturismo en donde teníamos que
dormir, al cual llegaron bajando por
magnificas sendas entre abetos.
Cuando ya
debía hacer más de una hora y media que los componentes del grupo A
estábamos esperando a que amainara, bigel soltó una frase lapidaria. “Señores,
el viaje acaba aquí “. Nadie se atrevió a contradecirle por lo que a las 16,00 horas iniciamos los trámites para el rescate. Contactamos con el equipo A y pedimos auxilio. En un momento de lucidez, al
iniciar el viaje, decidimos que las llaves de los coches en lugar de dejarlas
en el agroturismo irían en distintas
mochilas, por lo que desgraciadamente nosotros teníamos las llaves de los
pandas. Así el rescate inicialmente solo podía ser con la furgoneta y por lo
tanto, después de que ésta llevara la carga de bicis y 2 pasajeros más con las
correspondientes llaves, los pandas tendrían que salir al rescate del resto de miembros de la
expedición. Mientras la furgo iniciaba el trayecto, empezamos a calcular
tiempos, el recorrido que nosotros teníamos que hacer en bici hasta Acereto era
de unos 40 km pero el recorrido por carretera era de unos 70 km y también tenía un puerto de montaña de 2000
mt, por lo que cada viaje podía representar más de una hora y media.
Así los
últimos en ser rescatados tendrían que esperar unas cuatro horas y media y los
del bar ya se estaban cansando de tenernos allí apoltronados y nos miraban mal.
Decidimos buscar un plan C, consistente en averiguar que nos costaría ir en taxi
hasta Campo di Tures. Al estar en zonas de esquí, el tema de los transferes
está bastante desarrollado, por lo que encontramos una furgo que nos podía llevar
por un precio razonable. No nos lo pensamos ni un momento y la contratamos a la espera de que llegase
nuestra furgo para deshacernos de las bicis.
Al fin llegó el rescate e iniciamos la operación retorno sin mayor
incidencia que un mareo de órdago por parte de este narrador que al llegar a
destino sacó lo que aún le quedaba en el estómago. Tras una buena ducha y la mejor cena de todo
el viaje, con abundante carne a la brasa y productos típicos del lugar, nos
fuimos a dormir. El viaje se había acabado y este narrador se sumió en la
depresión típica post viaje recordando como siempre el aria de Bach:
“Es ist vollbracht! “ ¡Todo se ha consumado!.
Equipo A: 58 km y 850 mt de desnivel, Equipo B: 40 km
y 1100 mt aproximadamente.
ACERETTO (CAMPO TURES) – MILAN- PALMA.
Tras un magnífico desayuno, acorde con la cena de la noche, iniciamos la engorrosa labor de empaquetado de bicis y carga en la furgoneta.
Luego bajamos hasta el pueblo de Campo
di Tures en donde dimos un breve paseo para ver a lo lejos el castillo e
iniciamos el regreso hacia Milán. Para consuelo nuestro, al atravesar la zona
de los Dolomitas, de nuevo se puso a llover, verificando que también en la parte sur de los Alpes,
este año, también tocaba agua.
Al pasar por Trento decidimos parar a comer por
lo que salimos de la autopista. Tras un breve
paseo por la periferia de esta ciudad, encontramos una pizzería en la que los
comensales no eran turistas sino auténticos nativos, por lo que la calidad y
cantidad estaban aseguradas. Tras la comida nos dimos cuenta de que íbamos algo
justos de tiempo por lo que sin más demora partimos hacia Malpensa. Al llegar
allí desembarcamos las bicis y parte de los miembros de la expedición, mientras
los pilotos y este narrador fuimos a devolver los vehículos a Morini. La
operación embarque, vuelo y llegada a Palma transcurrieron sin ningún
contratiempo. Así finalizó el tradicional viaje de cada verano a los Alpes.
Este año fue un tanto atípico ya que estas montañas nos
enseñaron su cara menos apacible con una semana completa de lluvias. Quizás se podría pensar que es mejor ir a una
carrera o a un viaje organizado en el
que uno sabe que detrás hay una organización responsable de resolver los
problemas que se puedan presentar, pero para este narrador se pierde en gran parte el sentido de
aventura.
PD.
Agradecer
como cada año a todos los que han hecho posible el viaje:
Al
Randino y a Salvador, sobre todo, por hacer todas las reservas, que este año
fueron especialmente dificultosas.
A
Jetroni, que pese a que al final no vino, se encargó de iniciar los trámites
con Morini y nos instaló la cartografía en los GPS y a algunos también los
tracks.
A
san Pere mártir por llevar el bote comunitario y tener que estar suplicando
siempre nuevas aportaciones a un bote que semejaba tener un gran agujero.
A
los chofers y especialmente a Gerard, por la panzada de kilómetros que hizo
para rescatarnos.
Y
a todos por esos momentos que pasamos.
3 comentarios:
Ha sido una hemorragia de satisfacción disfrutar de la compañía y generosidad de todos. Gracias por hacernos sentir vivos y felices practicando auténtico MTB.
Aquí no se ha dicho toda la verdad, no puede ser que san Pere no haya tenido su infortunio con alguna que otra elección de menú
Lástima de no poder acabar la etapa completa y gracias a la furgo y la planificación de regreso al hotel,completamos un viaje donde hemos desconectado y disfrutado en buena compañía y paisajes espectaculares.Moltes gracies a tots per haver fet posible aquest viatje...Gracies
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